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EDITORIAL


LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

El informe del servicio meteorológico europeo Copernicus divulgó que, durante el año 2024 la temperatura promedio de la tierra fue superior en 1,5° C sobre los promedios de la era preindustrial (1850-1900) adelantando en 26 años alcanzar la cota de 1,5°C establecida para el año 2050 en el acuerdo de París de 2015.

Al analizar históricamente la temperatura en la tierra en este siglo, se observa una alarmante aceleración que desborda los pronósticos hechos y que permiten prever que los límites de aumento de 2°C se alcancen muchos antes de lo estimado, colocando en un peligro real la vida en el planeta.

La conclusión generalizada de que es la acción antropomórfica con la quema de combustibles fósiles, la desforestación, la agricultura y la ganadería, etc. la que está detrás de este aumento de la temperatura por la emisión de gases con efecto invernadero hacia la atmósfera, no explica por si sola esa aceleración calórica. Hay que entender que nuestro planeta es un sistema, en el cual sus componentes están imbricados entre sí. En el caso del clima, la acción del hombre lo que ha servido es de dínamo para desencadenar procesos físicos, químicos y biológicos, los cuales, al tener la característica de ser de retroalimentación positiva y compleja, pasan a tener una evolución heterogénea, con vida propia, que en algunos casos no se detendrá por más que la humanidad se abstenga desde ya de emitir dichos gases y, para cuyos catastróficos e inevitables efectos, debemos prepararnos desde ya, sobre todos los países más pobres que son lo que más los sufren.

Si bien no son los únicos, a continuación señalamos cuatro de estos procesos que, a nuestra manera de ver, tienen mayor incidencia en el aumento de esa mecánica calórica:



1 Las nubes bajas.

Un estudio publicado en la revista Science concluye que, el rápido aumento del calentamiento ha sido potenciado por una escasez de nubes bajas sobre los océanos ya que, al haber menos nubes bajas y brillantes significa que estas han reducido su capacidad de reflejar la energía del sol de vuelta hacia el espacio, en un fenómeno conocido como "albedo", por lo que esa energía llega directamente al planeta calentándolo aún más. La ausencia de nubes bajas se relaciona con el aumento de la temperatura en la superficie de los océanos por lo que, al haber más calor en ellos, menos nubes bajas hay, y al haber menos nubes bajas, más calor habrá.

Dada la inmensidad de los océanos, es enorme la superficie que cubren las nubes bajas y por lo tanto, enorme su capacidad de "albedo" y, a su vez, enorme el impacto si este se disminuye.

Imagen satelital de diciembre de 2016

Imagen satelital de diciembre de 2024

En las imágenes superiores se puede apreciar como, por la disminución de nubes, en pocos años las áreas oceánicas han aumentado sus áreas expuestas al sol.



2. Desaparición del Ártico.

Esta gran masa de hielo se ha ido descongelando a gran velocidad, al punto que se estima que es posible que desaparezca en pocos años y con él, su capacidad de albedo. Ello impactará los ecosistemas y el clima global, modificando los patrones meteorológicos, amenazando los hábitats cruciales para la vida de diversas especies, aumentando el nivel del mar sumergiendo islas y costas hoy habitadas y además, permitiendo el afloramiento de su permafrost, la capa de tierra congelada bajo el hielo, liberando las gigantescas cantidades de CO2 retenido por las plantas antes de su congelamiento, (casi el doble del que hay en la atmósfera)

En la imagen de la NASA se aprecia su reducción de su tamaño original mostrado en línea amarilla.



3 Desaparición de la AMOC

Otro elemento gravísimo, que no ha tenido mayor difusión, es el sistema de corrientes del océano Atlántico o AMOC, el cual está mostrando los primeros signos de colapso, tal como lo indicó una supercomputadora después de introducirle los datos actuales del calentamiento global.

La enorme importancia de esta corriente es su función de transportar agua más cálida del sur hacia el norte del océano y fría en sentido inverso, estabilizando el clima. Si se detienen esas corrientes sería catastrófico porque lo cambiaría drásticamente, haciéndolo muy gélido hacia el norte, con temperaturas de hasta -30°Cy extremadamente caluroso hacia el sur. Ninguna medida que se tome podrá hacer frente exitosamente a cambios tan acentuados de temperatura.

En el gráfico se muestra como funciona el sistema AMOC



4. Sequías e inundaciones.

La combinación de la tala indiscriminada de áreas extensas de bosques y el inclemente aumento del calor, ha ocasionado que grandes extensiones de áreas verdes padezcan sequías extremas, creando condiciones propicias para el origen y propagación de grandes incendios forestales, eliminando así su importantísima función que tienen los bosques de almacenar CO2, lo que unido a las agudas reducciones en los caudales de ríos y lagos (incluso llevándolos a su desaparición) producto de la ausencia de lluvias, termina por hacer que crezca el fenómeno de la desertización, afectando sensiblemente la agricultura, sobre todo en los países más débiles.

Pero asimismo, el desequilibrio creciente en las corrientes atmosféricas ocasiona el incremento en número e intensidad de tormentas, ciclones, huracanes, que cada vez más destruyen poblados y hasta ciudades enteras.



ES IMPERATIVO LA UNIÓN DE LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS Y DEL CARIBE

Lo anterior lleva a la terminante conclusión de que el Cambio Climático se irá incrementando en forma acelerada, con su carga de calamidades para la humanidad que recaerán, mayoritariamente, sobre los pueblos de los países más pobres.

Lamentablemente, a las naciones responsables de la emisión de la mayor cantidad de gases con efecto invernadero esa situación les importa muy poco. Al contrario, en el colmo del descaro, se proponen aprovecharse en beneficio propio de los cambios naturales que ese cambio acarrea, como se ve en el caso del derretimiento del Ártico, que en vez de tomar conciencia de la gravedad que significa, sus dirigentes han comenzado una batalla por ver cuál nación se queda con los minerales que ahora pasan a poder ser explotados.

Visto lo cual se impone que los países latinoamericanos, que son los que más han padecido y padecerán sus consecuencias, diseñen urgentemente una agenda común que permita afrontarlas o atenuarlas. Y eso pasa, necesariamente, por la unión de ellos.

Las condiciones objetivas están dadas. La población de los países con gobiernos progresistas en la región suma más de 450 millones de habitantes.

Las condiciones subjetivas se darán cuando la dirigencia de esos países se dé cuenta de la necesidad de adaptarse a los profundos cambios experimentados por la humanidad en los años recientes. El mundo de hoy no tiene nada que ver con el del siglo pasado, ni siquiera con el existente para el 2018. Ello como consecuencia de la pandemia del COVID 19, de la "nueva geopolítica" y sus irracionales guerras en Ucrania, Sudán y el genocidio de Gaza, del virtual desmantelamiento e inoperatividad de los principales organismos internacionales y de la, más que amenaza, dura realidad del Cambio Climático.

Lamentablemente, por el otro lado, aquellas naciones gobernadas por dirigentes negacionistas del Cambio Climático y que defienden los intereses de las grandes potencias contaminantes, si se presentan con una sólida conducta común, con objetivos políticos y económicos muy claros (dentro de los cuales no se inscribe la lucha en contra del Cambio Climático) como lo hemos apreciado recientemente en los casos de Ecuador, Perú, Panamá, México y Venezuela, por mencionar los más resaltantes.

La unión latinoamericana y caribeña pasó de ser un mero anhelo a una necesidad histórica.